Durante la semana del 10 al 14 de febrero se celebro la semana cultural sobre la educación en nuestra facultad. Esta actividad consistió en asistir a una conferencia que trataba sobre el juego en el patio de la escuela.
Al comienzo de la charla, se nos explica que juego y educación van unidos, por lo que es importante decir que el patio es una zona básica para el aprendizaje de los niños, ya que es donde se sienten más liberados, se relacionan entre ellos, etc.
Es por esto, que parece increíble que pocos centros le den la importancia que se merece este espacio, incluso hay centro que han ido innovándose dentro de las aulas, pero fueras de ellas siguen quedando obsoletas, ya que sólo se limitan al típico campo de fútbol en el centro y poco más alrededor de éste. Por lo que pudimos escuchar es que el patio está centrado de alguna manera en el juego con pelota, donde las niñas son invisibles, sin darnos cuenta de que cuando ésta desaparece, las actividades cambian, y las relaciones se diversifican y enriquecen.
El patio tiende a percibirse por los maestros que se hacen cargo como un espacio de conflicto que hay que intentar minimizar. Ésto es erróneo ya que hay que tener en cuenta que el espacio de aprendizaje es todo, no solamente el aula en el que los niños están quietas y callados, porque aunque los niños pasen muchas horas al año así, resulta sorprendente las horas que pasan al año en el patio del colegio, y que podríamos usarlo de una manera más inteligente en la que dejásemos a los niños jugar libremente, lo que para ellos supone: libertad, ilusión, creatividad... en definitiva un montón de sentimientos muy positivos para el ser humano que se desarrollan a través de la principal actividad de la infancia, porque cuando un niño juega, juega porque le apetece y le sale de dentro, nadie puede obligar a jugar a nadie, y, a demás, es una actividad gratuita, y que tiene como beneficios, entre otros, creatividad, tolerancia, iniciativa,adaptación...
El educador adopta un rol en el juego, que consiste en programar, planificar, acompañar, enriquecer, evaluar, mejorar... Y sobre todo facilitar la resolución de conflictos y transmitir interés, estando dispuesto a participar.
También la charla se hizo un poco más amena porque durante la conferencia nos propuso cuatro juegos para realizar allí mismo, tres de ellos por parejas, y el último participando toda la clase, y creo que de este modo y sin nosotros darnos cuenta, a través del juego, consiguió que todos saliésemos allí con una muy buena sensación, y con una mentalidad totalmente distinta a la que habíamos entrado ya que, aprendimos la importancia que tiene para un niño algo tan simple como el juego. Y, a demás, inconscientemente nosotros sacamos de alguna manera el niño que seguimos llevando dentro, dejando a un lado la vergüenza y disfrutando de cada actividad que realizamos aquel día.
Creo que nosotros, como futuros docentes, debemos respetar el espacio de los pequeños para jugar, aunque bajo nuestra supervisión, pero dándole la importancia que merece.